domingo, 4 de octubre de 2009

Porque la única forma civilizada de viajar es en tren...

Al menos por tierra... En mi bajada (y posterior subida) de Hamburgo a Konstanz aproveché los eficientes servicios de la Deutsche Bahn, la empresa operadora de la red de trenes alemana. De ida, un tramo en un tren-cucheta nocturno (donde se puede dormir cómodamente), empalmado con un servicio regional al final. 12hs totales porque no era directo (el cambio fue cerca de la frontera francesa) y el tren nocturno era un lechero, pero de todas formas uno está dormido. De vuelta, inicio en el mismo tren regional y finalización en el ICE, el tren rápido alemán. 8hs incluyendo 7min para el cambio. ¿Preocupado por el poco tiempo entre los dos trenes? No se preocupe, la norma es que los arribos y partidas de los trenes son exactos al minuto. A menos que tenga que cruzar una gran estación para cambiar de tren, 5min son suficientes (y si el tren se atrasa y pierde el cambio, le darán lugar en el siguiente).*
OK, ninguno (ni siquiera en primera clase) tiene la comodidad de un coche cama (menos de un super-cama), pero por otro lado ningún colectivo viaja regularmente a 250km/h, por más que algunos lo intenten...

* Esa es la norma teórica. En la realidad encontré a los alemanes un poco más inexactos que los franceses (nunca más de uno o dos minutos). ¿Dónde quedó la precision alemana?

Verduritas

Después de un impasse el lunes visitando la Universidad de Konstanz, dediqué mi último día en la ciudad (martes) yendo en bici a la "isla-granja" de Reichenau. Es una pequeña isla en uno de los brazos del Bodensee, unida a tierra firme hoy en día por un camino. Hogar de una abadía entre 724 y 1803, la isla tuvo su apogeo cultural en plena edad media. Tradicionalmente las tierras de la abadía eran usadas para diversos cultivos, principalmente vides (a las cuales los miembros de la congregación debían dar un buen hogar... ;-) ), y el mismo uso fue mantenido después de la secularización de las mismas. Actualmente la mayor parte de la superficie de la isla es utilizada para cultivo intensivo de hortalizas y frutas (y algo de uva), tanto al aire libre como en invernadero. Aparentemente algunas parcelas son capaces de producir cuatro cosechas al año, y todo esto (supuestamente) de forma completamente natural, sin agroquímicos.
A los efectos turísticos y de paseo, la isla está completamente rodeada por una bicisenda y es un lindo recorrido para hacer tranquilo, pasando por casas agrupadas cada tanto, campos de verduras y tres iglesias (la mejor desde adentro, St. Peter und Paul, en el extremo noroeste de la isla)